Se informa desde Estados Unidos que la acumulación de traumas y el miedo han sido comunes entre los cientos de migrantes que esperan en las ciudades fronterizas. Solo dos meses después de cerrar el campamento de migrantes de Matamoros, un lugar que Joe Biden se empeñó en hacer desaparecer rápidamente por considerarlo un símbolo de la crueldad de las políticas migratorias de Trump, un nuevo asentamiento se está levantando 90 kilómetros al oeste, esta vez con los migrantes que su país expulsa de manera exprés por el cierre de la frontera a causa de la pandemia.
Esto ha disparado nuevamente el negocio para los coyotes y el crimen organizado, que se asocian para la explotación del tráfico de personas en la frontera, usan a Biden como gancho publicitario e incluso ofrecen sus servicios abiertamente en las redes.
El cambio de Gobierno en Estados Unidos ha significado “una oportunidad para actores clandestinos de la migración y una nueva utopía para cientos o miles de migrantes, en especial de América Central, con la idea de que las fronteras han sido abiertas”, dice el antropólogo social Oscar Misael Hernández, que investiga sobre migración y crimen organizado en el Colegio de la Frontera Norte.
Los grupos de coyotes, explica Hernández, han aprovechado el cambio de discurso en la Casa Blanca para vender la idea de que ahora es más fácil entrar en suelo estadounidense y “muchísimas personas están cayendo”. El negocio de cruzar a las personas a través de la frontera vive una época floreciente. Y cada vez es más descarado: a mediados de abril, la iniciativa Tech Transparency Project reportó que al menos 50 páginas de Facebook ofrecían cruces ilegales a través de la frontera, casi todas ellas abiertamente, y que más de la mitad habían sido creadas desde finales del año pasado. Una docena de ellas, en el último mes
Fuente. MSN